Las relaciones sociales
Las relaciones sociales se desarrollan entre individuos de un mismo contexto sociológico, entre individuos con alguna relación personal (amigos, familia, parejas, compañeros de estudio o trabajo) o una relación profesional (por ejemplo, entre el dentista y un paciente).
Los psicólogos sociales se interesan por las relaciones sociales de las personas y han investigado aspectos positivos (la conducta prosocial o altruismo) y negativos (la agresión).
La agresión
La agresividad humana es uno de los comportamientos más preocupantes del siglo XXI. Elliot Aronson se hizo una pregunta para la que todavía no tenemos respuesta: ¿qué tipo de especie es el hombre si los sucesos más importantes de su breve historia son situaciones donde las gentes se matan unos a otros en masa?
¿Por qué hay tanta agresividad y violencia en el mundo? ¿Por qué los hombres recurren a la violencia con más facilidad que las mujeres? Es difícil encontrar una definición de agresión, porque los comportamientos agresivos son múltiples y variados, abarcan desde los insultos u ofensas verbales hasta las violaciones y las guerras.
Teorías sobre la agresión
¿Cuáles son las causas de la conducta agresiva? La investigación psicosocial sobre la agresión se centra en dos ideas básicas: a) existe una tendencia agresiva innata (Freud y Konrad Lorenz), y b) la conducta agresiva es aprendida (A. Bandura).
- Teoría de instinto. En su obra Más allá del principio del placer, Sigmund Freud reconoció dos impulsos básicos: el de autoconservación (instinto de vida, Eros) y el de muerte (Thanatos). De igual manera que la energía sexual reduce la tensión por medio de la actividad sexual. Freud pensaba que había que canalizar hacia el exterior del individuo la energía destructiva del impulso de muerte.
El etólogo Konrad Lorenz defendió en su obra Sobre la agresión (1963), que ésta es una disposición innata, común a los animales y humanos, porque sirve para la supervivencia de la especie, igual que otras disposiciones como el cuidado de las crías.
Entre las acciones conservadoras de la especie destacan la territorialidad, la distribución del espacio vital disponible, que es una condición indispensable en la conducta agresiva animal; el establecimiento de la jerarquía social dentro del grupo; y la selección de los animales mejores y más fuertes para la procreación.
Lorenz, igual que Freud, concibe la agresión como inevitable, pero admite que puede canalizarse hacia metas no destructivas, como el deporte. Esta concepción se basa en la analogía entre la energía física y psíquica. El problema es que la primera tiene características que se pueden investigar, mientras que la segunda es una hipótesis sin base empírica.
La agresión no es diferente de otros impulsos humanos y, a pesar de tener una base biológica, tiene influencias socioculturales.
La supuesta maldad innata del hombre satisface a mucha gente, porque así se liberan de toda culpa y eluden la responsabilidad de buscar las causas sociales de la agresión, tarea realizada por los teóricos del aprendizaje social.
- Teoría del aprendizaje social. Esta teoría psicológica niega la existencia de una pulsión agresiva y defiende que la conducta agresiva se debe a procesos de aprendizaje. Pero, ¿cómo se aprende la agresión?, ¿qué estímulos o situaciones provocan su aparición?
El condicionamiento clásico e instrumental puede desencadenar la ira o la agresión. Los animales y las personas experimentan dolor cuando son castigados y, a su vez, esta respuesta puede producir una emoción de ira y activar una conducta agresiva.
Hay situaciones que favorecen la conducta agresiva, como la frustración, el ataque físico o verbal, la tensión ambiental originada por el calor o el hacinamiento, etcétera.
Para Albert Bandura el comportamiento agresivo se aprende por reforzamiento y por modelado. La conducta agresiva depende de las contingencias ambientales y aumenta si es recompensada socialmente o tiene resultados satisfactorios para el agresor.
Los modelos agresivos pueden aparecer en la familia, en los grupos, o en los medios de comunicación de masas. Los hijos que han sido castigados por sus padres suelen ser agresivos en sus relaciones con los demás, ciertos grupos ofrecen modelos agresivos a sus miembros y la televisión muestra una gama amplia de modelos violentos.
De algunos experimentos realizados sobre la observación de la violencia en televisión, puede llegarse a la conclusión de que incrementa la agresividad, desensibiliza a los observadores ante la violencia y moldea las suposiciones sobre la realidad social.
La conducta altruista
La vida diaria nos ofrece múltiples situaciones de necesidad: personas que necesitan ayuda en un accidente de tráfico, peticiones para donar sangre o dinero para los afectados por alguna catástrofe natural. ¿Por qué hay personas que ayudan a otras sin ningún interés y otras ignoran los gritos de socorro y no intervienen ante una urgencia?
La conducta altruista o prosocial consiste en ayudar a otros sin recibir nada a cambio, sin tener en cuenta los intereses personales. Los psicólogos sociales estudian la conducta altruista, desde los actos caritativos hasta la donación de órganos.
Hay tres perspectivas que explican la conducta altruista y proponen dos formas de conducta prosocial: el intercambio mutuo y el altruismo más incondicional.
- Normas sociales. Ayudamos a otras personas sin ningún interés, porque consideramos que debemos hacerlo, por ejemplo, al ayudar a una persona ciega a cruzar la calle. En la conducta altruista influyen dos normas sociales:
- La norma de reciprocidad, que exige ayudar a quienes nos ayudan. Muchos son donantes de sangre porque sus familiares recibieron ayuda en otras ocasiones y aceptan la regla que dice
<<los donantes de hoy son los receptores de mañana>>. - La responsabilidad social. Prescribe que las personas deben ayudar a la gente necesitada sin que por ello deban ser correspondidas en el futuro.
- La norma de reciprocidad, que exige ayudar a quienes nos ayudan. Muchos son donantes de sangre porque sus familiares recibieron ayuda en otras ocasiones y aceptan la regla que dice
- El intercambio social. Según esta teoría, el propio interés es la base de todas las interacciones humanas, el objetivo es maximizar las recompensas y minimizar los costes. Las recompensas pueden ser externas; por ejemplo, las empresas donan dinero a asociaciones deportivas o fundaciones benéficas para mejorar su imagen; o internas, algunos donantes de sangre lo hacen porque <<se sienten bien>>.
- Perspectiva evolucionista. Los sociobiólogos que estudian cómo influye la selección natural sobre el comportamiento social sugieren que los genes son los que determinan que cuidemos de los parientes, como hacen los padres con los hijos. Los genes que no promueven su perpetuación desaparecen.
El autointerés genético también predice la reciprocidad. Las personas ayudan a otras porque esperan ayuda a cambio y, si no corresponden, son castigadas. De ahí que los tramposos o traidores sean despreciados en todas las culturas.
¿Entonces cómo es posible el altruismo hacia extraños?, ¿por qué hay personas que trabajan con leprosos? Según los sociobiólogos la humanidad desarrolla reglas éticas y religiosas que limitan la inclinación biológica hacia el egoísmo.
Los psicólogos también muestran interés por explicar la falta de participación en situaciones de emergencia. ¿Por qué hay gente apática ante situaciones de emergencia, como un accidente de tráfico o una ataque en plena calle? Son varios los factores que contribuyen a la inhibición social y reducen nuestra ayuda:
- Si una persona está sola, siente que la responsabilidad de intervenir es suya, pero cuando hay otros observando siente menos responsabilidad.
- Si la situación de emergencia es ambigua, se produce la ignorancia pluralista, cada observador duda y trata de saber qué pasa. Así, unos observadores son modelos de pasividad para los otros.
- La percepción ante la evaluación: mucha gente duda de su capacidad para intervenir con éxito en algunas situaciones, como en los accidentes de tráfico. En cambio, si alguien es médico, la presencia de otras personas es un incentivo para intervenir.