La influencia social
Desde la infancia a la vida adulta, cada individuo está inmerso en un mundo social, su desarrollo depende de la interacción con los demás. Las personas se relacionan e intercambian sus pensamientos y sentimientos y, al hacerlo, se influyen y modifican sus comportamientos y sus formas de ser y estar en el mundo.
¿Qué relación existe entre el individuo y la sociedad? ¿Qué factores son más determinantes en la explicación del pensamiento y la conducta humana, los factores individuales o las relaciones sociales?
La psicología social investiga cómo interactúan y se influyen unos individuos a otros, qué relaciones sociales mantienen entre ellos y cómo la cultura condiciona estos procesos.
No podemos conocer al individuo sin la sociedad, como si fueran dos realidades extrañas entre sí. El análisis de la influencia social permite detectar el conflicto entre las presiones sociales, y el deseo de mayor autonomía individual.
La influencia social constituye un cambio en las creencias, actitudes o conductas de una persona por la acción o presencia de otra persona o grupo de personas.
Por ejemplo, los publicitarios y vendedores, preparados con los principios de la influencia social, tratan de influir sobre nuestras decisiones de compra, de donación y votación.
La influencia social varia por la forma y los efectos que produce. Puede ser mayoritaria o minoritaria, consciente o inconsciente, directa o diferida y duradera o pasajera.
Si tenemos en cuenta el contexto en que se produce, podemos distinguir tres tipos:
- Influencia interpersonal. Hay una comunicación cara a cara, la influencia es recíproca y se produce en grupos pequeños. Un ejemplo sería la relación de pareja.
- La persuasión. Se produce cuando un comunicador intenta influir sobre una determinada audiencia. En una conferencia universitaria o un mitin político la comunicación es más unidireccional.
- La influencia de los medios audiovisuales. Actualmente es enorme, se caracteriza por la falta de contacto directo entre el emisor y el receptor.
Por su parte, el psicólogo social Serge Moscovici diferencia tres modalidades de influencia social:
- Normalización. En situaciones sociales ambiguas, la influencia recíproca de los miembros de un grupo hace que éstos elaboren una norma. Por ejemplo, en una cena de estudiantes, todos los asistentes deciden poner dinero en común, hacen coincidir sus valoraciones en una norma común.
- Conformidad. A menudo, las personas cambian sus juicios o acciones por presiones de otros. El conformismo se caracteriza por la existencia de una norma dominante y su aceptación incondicional por parte de los individuos.
- Innovación. Es el proceso de creación de nuevas normas para reemplazar a las existentes. Los cambios generalmente son producto de la influencia de una persona o grupo minoritario sobre la mayoría.
Los psicólogos sociales han creado en laboratorio simulaciones de diferentes situaciones sociales y nos enseñan el poder de la influencia social sobre nuestras creencias y actitudes, nuestras acciones y decisiones, que se manifiesta en el conformismo, la obediencia a la autoridad y en la conducta grupal.
La conformidad (influencia de la mayoría)
La vida social se regula por unas normas o reglas sociales que indican cómo hay que comportarse en determinadas situaciones.
Constantemente recibimos presiones procedentes de personas o grupos para que nuestras opiniones, actitudes y comportamientos se acomoden a modelos sugeridos o impuestos.
Algunas veces nos adaptamos a la norma para no recibir la desaprobación de los demás, mientras que otras mantenemos una lucha constante en defensa de nuestra individualidad, aunque la mayoría enarbole la bandera conformista.
La conformidad consiste en un cambio de opinión, conducta o actitud por la presión real o imaginaria de un grupo. Es actuar de forma diferente a como uno se comportaría cuando está solo.
Hay dos formas de conformidad: una es la sumisión, mostrar conformidad sin estar de acuerdo, por ejemplo, ir a una fiesta con traje y corbata por exigencia del protocolo; y otra es la aceptación, que supone mostrar conformidad y acuerdo, por ejemplo con el médico, que nos aconseja tomar miel porque es buena para la salud.
El psicólogo social Solomon Asch (1951) ha investigado el proceso de influencia social más llamativo, el conformismo, por el cual un individuo acepta o se acomoda a la norma o el juicio defendido por la mayoría. Asch realizó un experimento sobre juicios perceptuales, para comprobar la conformidad de la persona ante la presión de un grupo.
El grupo experimental estaba compuesto por siete estudiantes (seis cómplices del experimentador y un sujeto ingenuo). Su tarea era sencilla y consistía en decidir en 18 ocasiones cuál de las líneas era semejante a una línea o patrón. En las dos primeras comparaciones y en otras cuatro distribuidas a lo largo del experimento, los cómplices respondieron correctamente, pero en las 12 restantes lo hicieron de forma incorrecta y señalaron una línea errónea.
En esa situación el sujeto ingenuo sufre una pesadilla epistemológica, se encuentra ante un conflicto, responder según sus creencias o aceptar a una mayoría equivocada. ¿Están los demás ciegos o es él quien percibe mal? ¿De quién se fía, de sus sentidos o de sus compañeros?
Mientras en el grupo de control (37 participantes) que hacía sus juicios en solitario, 35 respondieron sin cometer ningún error, en el grupo experimental (13 participantes) sólo un 25% no cometió ningún error, un 28% cometió ocho o más, y el resto entre uno y siete.
Los resultados del experimento demuestran que la presión social indujo a muchos sujetos a plegarse a las informaciones erróneas del grupo.
¿Qué factores influyen en la conformidad? Asch destacó estos tres:
- El tamaño del grupo. No es igual oponerse a un grupo pequeño de amigos que a un grupo grande.
- Respuesta en público o en privado. Si el sujeto dice la respuesta en privado y no dentro de un grupo, la conformidad disminuye significativamente.
- El grado de atracción que tiene el grupo para el individuo. Los sujetos se someten a la opinión del grupo para obtener una recompensa (aceptación) o evitar el ridículo y el rechazo.
Asch sabía que, cuando la realidad es poco clara, otras personas pueden ser nuestra fuente de información, pero siendo la tarea fácil pensó que la gente no claudicaría ante las presiones grupales. Y se equivocó, la tercera parte se amoldó a la mayoría.
Aunque la conformidad no es igual en todas las personas ni en todas las situaciones, los resultados son sorprendentes, porque si la gente es conformista ante una mínima presión, ¿qué hará cuando sea coaccionada de forma directa?
Obediencia a la autoridad
En el experimento de S. Asch, la fuente de influencia tiene el mismo estatus que la persona influida, ya que todos eran estudiantes.
La situación cambia cuando la fuente de influencia es una autoridad y ordena realizar acciones que uno no haría de forma espontánea o que rechaza emocionalmente.
¿Cómo fue posible que en Alemania, entre 1933 y 1945, fueran obedecidas las órdenes que suponían el asesinato de millones de personas?
Cuando las normas son racionales y flexibles la vida es segura y ordenada; el problema surge con la obediencia ciega, porque el individuo modifica su comportamiento y obedece órdenes irracionales.
El psicólogo Stanley Milgram investigó el fenómeno de la obediencia a la autoridad en la Universidad de Yale (1974) con personas de diversa edad y condición social, a quienes se informó de que el objetivo del estudio era la influencia del castigo sobre el aprendizaje.
En este experimento participaban dos sujetos en cada sesión. A uno se le asignaba el papel de profesor y a otro el de alumno.
El papel del profesor consistía en decir una lista de palabras: cielo/azul, lluvia/paraguas, león/salvaje, etc., que el alumno debía memorizar, mientras permanecía atado a una silla electrificada en un cuarto separado.
Después el profesor repetía una palabra: azul, y preguntaba a cuál estaba asociada: mar, cielo, ojos, cinta. Si el alumno cometía errores (lo que hacía de vez en cuando por orden del experimentador), el profesor le aplicaba descargas eléctricas cada vez más intensas (desde 15 voltios hasta 450 voltios). Naturalmente, la víctima era un actor que simulaba dolor y gritaba a medida que el profesor elevaba el voltaje de las descargas
La influencia de las minorias
Cualquier sociedad se caracteriza por unas relaciones sociales antagónicas entre fuerzas sociales, unas quieren conservar su poder y estatus social, y otras aspiran a mejorar sus condiciones de vida.
El análisis de la historia y de la vida diaria nos muestran ejemplos de los cambios en las relaciones de poder. Si los individuos o las minorías fueran incapaces de introducir modificaciones, la historia sería siempre estática, pero sabemos que es dinámica. ¿Qué caracteriza a un individuo o a una minoría para influir y cambiar a una mayoría? ¿Cómo es posible que movimientos minoritarios, carentes de poder, sean capaces de modificar el status quo defendido por la mayoría?
Para estudiar este fenómeno S. Moscovici (1985), a diferencia de S. Asch, no se fijó en el conformismo, sino en la innovación; investigó no la influencia del grupo sobre el individuo, sino cómo grupos minoritarios son capaces de cambiar a la mayoría. Realizó diversas investigaciones experimentales y encontró varios factores que explican esta influencia:
- Consistencia. La minoría tiene que ser consistente y persistente en sus ideas, mantener una postura coherente y bien definida, para llegar a influir en la mayoría. Los grupos minoritarios deben transmitir seguridad y defender sus ideas y acciones con convicción. Mantener una posición incondicional es fundamental.
- Flexibilidad. La consistencia se puede mantener de forma rígida o flexible. La rigidez puede inducir a la mayoría a catalogar a la minoría de irrealista, dogmática o extremista. En ocasiones se impone la negociación de objetivos entre ambos grupos.
- Deserciones de la mayoría. La minoría puede romper el consenso social con propuestas contrarias a la norma mayoritaria. Aunque este factor no siempre influye, causará dudas e incitará a la mayoría a plantear otras alternativas.
- Luchar contra la psicologización. Algunos grupos mayoritarios luchan contra los minoritarios, sin atender a sus ideas y propuestas, utilizando la falacia ad hominen, que consiste en criticar a las personas en lugar de debatir con argumentos.